miércoles, 2 de febrero de 2011

BLOQUE 11 de TEMAS

Antes de hacer y estudiar resúmenes os aconsejo, puesto que estamos en Historia, que reviséis los temas que construíais; éstos deberían tener un antecedente del hecho que vais a explicar (es decir, situación anterior que supone la causa de lo que expongáis), el tema que desarrolléis (sin olvidar que los personajes que aparezcan en los textos lleven, la primera vez que los nombráis, aposiciones explicativas y que los hechos estén bien claramente contados), y unas brevísimas líneas sobre las consecuencias que acaecerán en una siguiente ''etapa''.

11.1) Crisis de 1808. Guerra de la Independencia y los comienzos de la revolución liberal.
El desarollo de la Revolución Francesa (1789) supuso también una serie de cambios en la política de España durante el reinado de Carlos IV. Ante el temor de cualquier ''contagio'' de revolución, se intentó aislar la población española de la del país vecino, tanto por decretos como imponiendo una censura de prensa. De igual forma se paralizaron las medidas reformistas de Floridablanca, valido que no tardó en caer y ser sustituido por Aranda y éste por Godoy (en 1792). Tras la ejecución de Luis XIV, España se unió a una coalición internacional y participó en la denominada Guerra de la Convención, cuya rápida derrota supuso la pérdida de algunos territorios y la vuelta a la alianza con Francia contra Inglaterra. Los ingleses derrotarían a la marina española, definitivamente, en la batalla de Trafalgar (1805). Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau (1807), por el que se autorizaba la entrada y el establecimiento de tropas francesas en España con el propósito de invadir Portugal.
Sumado a estos acontecimientos, el país estaba además sumido en una crisis económica. Todo ello provocó el crecimiento de la oposición a la figura de Godoy.

En marzo de 1808 un motín popular estalló en Aranjuez, organizado por los partidarios de Fernando VII. El hecho precipitó tanto la caída de Godoy como la abdicación del rey. Aún así, su hijo no heredó el trono, pues ambos abdicaron ante Napoleón en las Abdicaciones de Bayona, cediendo el poder a José Bonaparte.
El descontento y el escaso apoyo popular se manifestó entonces en la conocida sublevación de Madrid el mes de mayo del mismo año. Como respuesta, el ejército francés, siguiendo las órdenes de Murat, reprime la revuelta violentamente.
Los días siguientes los levantamientos antifranceses se extienden por todo el país y se inicia así la Guerra de la Independencia (1808-1814).

La guerra pasa por tres importantes etapas: una primera (desde la primavera a otoño de 1808), en la que el ejército español triunfa sobre el francés, el cual es derrotado en batallas como la de Bailén. En una segunda etapa (1808-1812), para poner fin a la insurrecición Napoleón con un ejército ocupó la mayor parte del país, exceptuando las zonas montañesas y las periféricas, donde se iniciaron guerrillas. Un ejército inglés se sumó en defensa de los españoles, ofreciendo resistencia en Portugal.
En la última etapa (1812-1814) los ejércitos anglo-españoles pasan a la contraofensiva desde Portugal y van ocupando algunas ciudades españolas conforme se ganan batallas. Tras todas las derrotan que sufre el ejército napoleónico, consiguen la expulsión de éstos y la firma del Tratado de Valençay (1813) y la cesión del poder a Fernando VII.

Durante esta guerra civil se constituyeron las Juntas Provinciales en nombre del rey ausente; más adelante se coordinaron y se constituyó la Junta Central Suprema, la cual coordinaba la actuación de todas y asumía la tarea de dirigir la guerra y gobernar el país en las zonas no ocupadas; fue sustituida por una Regencia que se estableció en Cádiz.
La situación bélica provocó la asunción de medidas revolucionarias que rompían con el Antiguo Régimen, como la convocatoria de las Cortes de Cádiz y su Constitución. Se iniciaba así el comienzo de una revolución liberal que lucharía contra el absolutismo durante todo el siglo.


11.2) Cortes de Cádiz y Constitución de 1812.
Tras las Abdicaciones de Bayona en 1808 y el vacío de autoridad en la España ocupada por los franceses (los españoles se negaban a obedecer a José I, hermano de Napoleón) se constituyeron Juntas Porvinciales que asumían la soberanía y organizaban la espontánea insurrección anti-francesa de mayo de 1808 que adquiriría después el carácter de guerra civil.
Estas Juntas sintieron la necesidad de coordinarse y en septiembre de 1808 se constituyó la Junta Central que, en ausencia de un rey que considerasen legítimo, asumió la totalidad de los poderes soberanos y se estableció como máximo órgano de gobierno.
Fruto de esta nueva situación, la Junta Central convocó una reunión de Cortes extraordinarias en Cádiz, acto que iniciaba claramente el proceso revolucionario liberal. Dos años más tarde la Junta cedió el poder a una Regencia (sin paralizar la convocatoria de Cortes).

Estas Cortes no estamentales estaban compuestas tanto por una mayoría liberal (progresistas o moderanos) como por absolutistas. Puesto que la mayoría de provincias estaban ocupadas por los franceses, se buscaron sustitutos gaditanos, la mayoría clérigos, militares, abogados y funcionarios, entre otros.
La labor de las Cortes tuvo dos labores: la elaboración de una Consitución de carácter liberal y decretar algunas reformas sociales y económicas que acabaran con el Aniguo Régimen.
Entre las reformas adoptadas por las Cortes destacan: la libertad de imprenpta, la abolición del régimen señorial, la supresión de la Inquisición, la abolición de gremios y libertad económica y una tímida desamortización de bienes eclesiásticos.

El primer texto constitucional español fue el que redactaron los burgueses liberales reunidos en Cádiz, éste es conocido como la Constitución de 1812. Los rasgos principales de la Consitución son: la soberanía nacional (el poder reside en la nación), la división de poderes (inspirada en la teória de Montesquieu), la declaración de estado confesional (catolicismo como religión de Estado), el sufragio universal masculino censitario (sólo un sector de la población masculina tiene el derecho de participar en decisiones políticas por medio de el voto), la igualdad de los ciudadanos ante la ley, el derecho de representación o el no reconocimiento de los territorios forales.
La Constitución de 1812, la cual supuso el inicio del movimiento liberal en España, ha influido en la historia constitucional del país desde el momento de su elaboración.

Durante la elaboración del texto, las diferencias ideológicas entre los que integraban las Cortes se hicieron más notorias. Mientras que los absolutistas se opusieron desde un principio a las reformas, lo liberales se escindieron en moderados (defensores de reformas no muy revolucionarias) y los progresistas (partidarios de una ruptura total con la tradición). Estos conflictos ideológicos provocaran diversos cambios en la política de España a lo largo del siglo.

11.3) Restauración de Fernando VII: Absolutismo y Liberalismo. Emancipación de la América española.
Acabada la Guerra de la Independencia (1808-1814) con la firma del Tratado de Valençay, se cedía el poder a Fernando VII, hijo de Carlos IV. Ése se preparó para regresar en un país donde gobernaban unos liberales que se iban debilitando. Llegó, tras una serie de peticiones populares, en una España sumida en una profunda crisis a causa de la pérdida de los recursos de América y las deudas de la guerra. Además, el país había perdido peso en las relaciones internacionales (en el Congreso de Viena España se vió marginada por el resto de países y en cuanto a la cuestión americana). Los absolutistas de las Cortes presentaron el Manifiesto de los Persas para pedir una vuelta al absolutismo. Finalmente, Fernando VII emitió un decreto en Valencia por el que se disolvían las Cortes, se abolían la Constitución de 1812 y las reformas legislativas de las Cortes y resablecía el absolutismo.

Se iniciaba así un período, dentro del reinado de Fernando VII (compuesto por dos etapas más), conocido como el Sexenio Absolutista (1814-1820).
Esta primera etapa de restauración absolutista se caracteriza por el segundo plano que toma España en el contexto internacional a causa de la excesiva preocupación del monarca por los asuntos interiores, como por ejemplo el mantener los privilegios estamentales o iniciar una persecución radical a los afrancesados y a los liberales.
Muchos militares optaron por las posturas liberales y para hacer frente a la represión se integraron en sociedades secretas de ideología liberal como la masonería. Estos militares protagonizaron diversas intentonas de golpe militar o pronunciamiento que fueron duramente reprimidos.

Finalmente, unos de esos levantamientos militares triunfó: el general Riego y el resto de los liberales que le apoyaron, dieron un golpe de estado con el objetivo de llegar al poder para restaurar la monarquía constitucional. Aplicando por primera vez la Constitución de 1812 (Fernando VII la juró por temor) y una política anticlerical, se daba inicio a la segunda etapa del reinado, conocida como Trienio Liberal/Constitucional (1820-23).
Tras la derrota de Napoleón, en el Congreso de Viena, se había acordado que las potencias europeas del momento, coaligadas en la Santa Alianza, intervendrían en cualquier intento por acabar con las restauraciones absolutistas de cualquier región europea; así, se acordó una intervención en España por un ejército francés (''Los Cien Mil Hijos de San Luis'') y ocupó fácilmene el país en 1823.

Este hecho repuso a Fernando como rey absolutista, dando paso a la última etapa de su reinado: la Década Omniosa (1823-1833). Se reinició una represión contra los liberales aunque la resauración del absolutismo fuera menos radical (por ejemplo, no se volvió a restaurar la Inquisición y algunas reformas económicas). Fue en esta etapa también cuando se perdieron definitivamente los territorios americanos y el aislamiento internacional seguía notándose.

La emancipación de la América española (1810-24)

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