domingo, 5 de diciembre de 2010

Bloques del 1 al 6 (faltan algunas cuestiones)

1.1. La Prehistoria se divide en tres etapas: Paleolítico, y a su vez en inferior, medio y superior; el Mesolítico y el Neolítico; siendo posterior la Edad de los Metales.
La hominización es el proceso de evolución del primer primate, pasando por los primeros homínidos (Adipithecus, Austrolopithecus) y homos (Homo Habilis, el Homo Ergaster, el Homo Erectus) hasta el Homo Sapiens Sapiens. Éste ha evolucionado desde el Paleolítico para adaptarse al medio (bipedismo, uso del fuego, mayor capacidad craneal...)
Los primeros homínidos aparecieron en el valle del Riff (África) y emigraron a Asia, el Oriente Medio y Europa, llegando también a la Península Ibérica. Es aquí dónde se han hallado los restos más antiguos de el continente europeo; en Atapuerca (Burgos). Se trata de el Homo Antecessor (asentado en la Península hace 800.000 años y reemplazado por el Sapiens 200.000 años después). También destacan los hallazgos artísticos en las cuevas de Altamira (Cantabria); son pinturas rupestres policromadas.

1.2. En el primer milenio a.C. los pueblos preromanos (aquellos que habitaban la Península antes de la llegada de los romanos) se dividían según sus orígenes: indígenas o indoeuropeos. Cuando llegaron los llamados pueblos colonizadores (fenicios, griegos y cartagineses), algunos de ellos entablaron relaciones comerciales.
En desarrollo cultural de los indígenas (íberos, tartesos...) era más avanzado que las sociedades de los celtíberos, sociedades en vía de transformación, y que las de los pueblos del norte (indoeuropeos como los cántabros, celtas, astures, galaicos...)
Los pueblos colonizadores llegaron con fines comerciales: para establecer enclaves e incluso introducir nuevos productos a la Península a cambio de la explotación, por ejemplo, de metales. Los cartagineses fueron los únicos que llegaron a asentarse y conquistar parte del territorio; acabaron enfrentándose los romanos en las guerras púnicas.

1.3) El proceso de romanización es el proceso de asimilación de las estructuras culturales, jurídicas, políticas, económicas y sociales del Imperio romano al dominar la Península Ibérica (218 – 476 a.C.); ésto se dio a partir de la concesión de la ciudadanía romana entre los hispanos. Además, se generalizó entre éstos la esclavitud, la pervivencia de una sociedad doble (ciudades romanas y poblados indígenas), la lengua latina, la convivencia de diferentes religiones y el derecho romano impuesto para todos.
También se articuló todo el territorio mediante una red de vías (calzadas como la Vía Augusta), y se unificó la península mediante provincias y sus correspondientes ciudades (como la provincia de la Hispania Citerior Tarraconensis con su capital en la ciudad de Tarraco). En las ciudades también nos quedan restos de monumentos y edificios de época romana.

1.4) Los visigodos fueron un pueblo de origen germano que llegaron la primer vez a la Península como federados del ejército romano para expulsar a vándalos, suevos y alanos de ésta (411). Con la caída de Imperio romano de Occidente (476) y la derrota en la Galia por otro pueblo germano, los visigodos entran y se asientan en Hispania, consolidando el Reino Visigodo.
Leovigilio fue el primer rey (s.VI), Recaredo (s.VI-VII) se conviritió al cristianismo y Recesvinto (s.VII) unificó e igualó la legislación jurídica; admitiendo, por ejemplo, el matrimonio mixto entre hispano-romanos y visigodos.
La monarquía era electiva y las instituciones más destacadas eran el Aula Regia y el Officium Pallatinum (conformando un Consejo Real), y los Concilios de Toledo (asambleas eclesiásticas).
Como legado visigodo nos han quedado algunas etimologías como, por ejemplo, nombres propios de origen germano.

2.1.) La conquista musulmana se inició en 711 causada por el afán de conquista y expansión islámica y por los continuos conflictos internos en el Reino Visigodo (el gobernador de Ceuta pide ayuda al gobierno musulmán; facilitándoles así la entrada a la Península).
En 714 es tomada Zaragoza y los musulmanes ocupan casi todo el territorio. Al-Ándalus pasó a formar parte del imperio islámico como Emirato dependiente de Damasco (s. VIII). Poco después, Abderrmán I se hizo con el poder declarando un Emirato independiente (s.VIII-X). Fue con Abderramán III, quién se hizo con el trono rompiendo su subordinación con el Califato de Bagdad, cuando se declaró el Califato de Córdoba, el cual se desintegraría tras la muerte de Almanzor en diversas taifas (1031).

2.2) El fin del Califato derivó de la crisis causada por el gobierno de Almanzor (miltarización y disgregación socio-política). Los beréberes deponen al califa y ocupan Córdoba. Como resultado, se forman los reinos de las taifas (1031). Las taifas eran pequeñas unidades políticas de Al-Ándalus en manos de, mayoritariamente, beréberes (Badajoz), árabes (Sevilla) y/o eslavos (Baleares). Éstas tuvieron que hacer frente a crisis derivadas de los conflictos entre taifas, recurriendo incluso a veces a la ayuda que ofrecían los cristianos a cambio de una compensación económica (sistema de parias). Debido a su debilidad y al avance de los cristianos (toma de Toledo), los reinos taifas llamaron a los almorávides, los cuales vencieron a los cristianos y reunificaron Al-Ándalus pero fueron expulsados sucediéndose las segundas taifas.
Los almohades poco después entraron a la Península con la misma finalidad pero fueron expulsados tras la derrota en Navas de Tolosa (1212). Se crearon las terceras taifas.
Después de ello, sólo quedaría el reino nazarí de Granada.

3.1) Desde principios del s. VIII hasta el final del Califato (s. XI), se localizaban los primeros núcleos cristianos. Su aparición había estado favorecida por factores geográficos (en zonas montañesas que facilitaban el aislamiento), económicos (eran zonas pobres que no interesaban a los islámicos), históricos (eran zonas poco romanizadas y de escasa influencia visigoda) y factores políticos (crisis y/o debilidad política en Al-Ándalus).
El primer centro de resistencia surgió en la Cordillera Cantábrica (718-722) con la victoria de los montañeses en la batalla de Covadonga (722). El núcleo de Asturias amplió su radio hasta el valle del Duero, el oeste y el este. El reino astur se consolidó en la figura de Alfonso II.
La aparición del núcleo pirenaico fue más tardía (desde finales del s. VIII hasta finales del s.IX). Se formó el reino de Navarra, los condados aragoneses y más tarde, los catalanes. Su consolidación fue lenta y difícil a causa de la intensa islamización en el valle del Ebro.

3.2. El término reconquista hace referencia a la expansión territorial de los núcleos cristianos partiendo de las zonas montañesas hasta el sur (s. VIII al XV). El desarrollo de la expansión fue disimétrico entre la zona oriental y la occidental según el grado de dificultad para avanzar. Se hizo por ocupación ''espontánea'', mediante guerras ganadas o perdidas, o por capitulaciones entre nobles. Se distinguen cuatro etapas: en la primera (s. VIII-XI), se consolidan los núcleos; el astur llega hasta el Duero y el pirenaico apenas traspasa el monte. En una segunda etapa (s. XI-XII), la zona occidental alcanza la cuenca del Tajo y la oriental, la del Ebro. En esta etapa Al-Ándalus está en un período de estancamiento con los almorávides y los almohades.
En el siglo XIII se produce un espectacular avance territorial: Castilla ocupa el valle del Guadiana y del Guadalquivir; Portugal, El Algarve y la Corona de Aragón, las Islas Baleares y Valencia. Granada queda como único reducto musulmán. En la cuarta etapa (finales del s. XIII hasta el s. XV) se estabilizaron las fronteras perviviendo Granada.

3.3.) La repoblación (proceso de ocupación de los territorios musulmanes o deshabitados) se dio entre los siglos VIII y XV; dividida en tres etapas y por cada una de ellas, una forma de ocupación distinta. En la primera (s. VIII-XI), se construyeron pequeñas aldeas caracterizadas por una economía autosuficiente y de base agraria; la mayoría de los habitantes eran pobres y la minoría (nobles y clero) organizaban el territorio.
En la segunda (s. XI-XII), se dieron los concejos (comunidades de villas y tierras campesinas) a manos del rey y de los fueros otorgados.
El tercer modelo de repoblación (inicios del siglo XIII) fue llevado a cabo por órdenes militares o nobles a los que les habían sido concedidas esas tierras con su respectiva población. Con ésta apareció una nobleza poderosa y dominante.
En esta etapa se consolidó el modelo de sociedad feudal, una sociedad jerarquizada y organizada en estamentos.

5.1.) Durante la Baja Edad Media la Península estaba ocupada por 5 reinos pero Castilla y Aragón fueron las dos grandes coronas.
En Castilla y León (unión definitiva en 1230), el poder real se había hecho fuerte a lo largo de los siglos XIV y XV. Favorecían el poder del rey instituciones como la Audiencia y Chanchillería (tribunales de justicia), las Cortes o los ayuntamientos, y el Consejo Real. Aún así, el rey tenía que respetar los fueros o leyes del reino y los derechos de los estamentos. Las instituciones de poder ''central'' dependían del rey (como la Cancilleria) o eran asambleas representativas; las de administración territorial dependían de delgados reales: merinos o adelantados; pero la local por alcaldes y regidores.
Aragón fue una confederación de cuatro reinos: Cataluña, Valencia, Mallorca y Aragón. El poder real era débil (debilidad financiera y fragmentación del territorio), pero constaba de instituciones fuertes (comunes como la Audiencia y el Consejo Real que limitaban el poder del rey; o particulares como las Cortes). La administración territorial se dividía en merindades o veguerías en Cataluña y la local, en concejos.

5.2.) En la Baja Edad Media, desde finales del s. XIII, el modelo económico entra en crisis (demográfica, política y económica); es una economía de base agraria y la población se verá agravada con el factor climático del enfriamiento, perdiéndose cosechas y entrando en un período de hambruna generalizada. La situación empeora a medida que se expanden epidemias como la Peste Negra u otras enfermedades graves. Como consecuencia, se produce un descenso notorio de población (entre un 20% y 50%); sobretodo en ciudades costeras.
También destaca la subida de precio e impuestos, frente a la escasez de mano de obra, o el descenso de los ingresos nobiliarios; como así también, el aumento de producción ganadina y la parálisis del comercio marítimo.
En el terreno político se producen crisis sucesorias con minorías como Juan II de Castilla en el s. XV, guerras civiles, cambios dinásticos o conflictos extraibéricos.

5.3.) Barcelona tenía intereses comerciales en el sur de Italia, en el norte de África y en el Oriente, lugares donde se comerciaba con el tejido. Con el apoyo del reino de Aragón y movido por intereses dinásticos, Pere III el Gran (Pedro III el Grande) incorporó Sicilia, Córcega, y más tarde Cerdeña (Jaume II) a la corona. Esta expansión causó conflictos entre el Pap y Francia contra el reino catalano-aragonés; se inició una lucha por la hegemonía del Mediterráneo. En el siglo XIV Jaime I se vió endeudado con la Corona por es coste de los mercenarios almogávares, triunfó el pactismo y se desarollaron conflictos a causa de la intención de unión entre Cataluña y Aragón. En el siglo XV con Alfonso V se anexionó a la Corona, Nápoles.


6.1) Habiendo acabado con el poder peninsular del Islam, se contrae matrimonio entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón; tras un período de crisis sucesorias y guerras civiles en en Castilla y Aragón). En 1479 tiene comienzo el reinado de los RR.CC., uniendo así las dos coronas. Fue sólo una unión dinástica porque ambos reinos permanecieron claramente diferenciados en el plano institucional y en el plano legislativo. Aún así, tomaron decisiones en conjunto en cuanto a la dirección política (política exterior, minorías religiosas y expansión territorial).
Esta unión siempre fue desigual, ya que, Castilla siempre tuvo mucha más hegemonía política y económica en la Península. Además, contaba con un mayor tamaño de extensión y una mayor cantidad de habitantes.
Tras la muerte de Isabel I, se desató una crisis sucesoria (Juana I) e inclusó se intentó separar a las Coronas (operación que sería abandonada después). La definitiva consolidación de unión se llevó a cabo a manos de Carlos I (nieto del rey católico Fernando II de Aragón).

6.2) Durante el reinado de los RR.CC. se produjo la Guerra de Granada (el único reducto musulmán, por entonces, que quedaba). Esta guerra fue la primera actuación que llevaron política y económicamente en conjunto Castilla y Aragón. Su victorioso desenlace supuso el aumento de prestigio de los RR.CC., como así también el fin de la Reconquista (siglos VIII - XV), una ampliación del territorio de Castilla y el fortalecimiento del poder nobiliario a causa de sus ambiciones por Granada. Este conflicto, además, hizo que Castilla desarrollase su capacidad militar y armamentística y, en cuanto al contexto internacional, que significara una defensa del Mediterráneo frente la amenaza de los turcos.
La guerra se dividía en tres fases: fase medieval (1481-86), moderna (1486-89) y fase final (1489-91).
Por otra parte, el Reino de Navarra se anexionó al de Castilla, aprovechando la situación de disputas por el trono navarro entre España y Francia, pero siempre mantuvo sus fueros e instituciones y las funciones de cada una de ellas.

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