domingo, 5 de diciembre de 2010

Bloques del 7 al 10 (faltan algunas cuestiones)

7.1) Castilla y Portugal habían perfeccionado la cartografía, empleado instrumentos (como la brújula) y navegaban en carabelas. Los portugueses empezaron a buscar el camino, alrededor de la costa africana, que les permitiera llegar a la Indias, especialmente a las especias y oro. El Tratado de Alcaçovas entre Castilla y Portugal impide a los castellanos avanzar hacia la India por Canarias. Esto sumado a los intereses políticos de Castilla y la situación geográfica que favorecía a las expediciones atlánticas que se llevarían a cabo, explica por qué los RR.CC. aceptaron los proyectos de Colón.
Con financiación genovesa y, tras firmar las Capitulaciones de Santa Fe en 1492 (por la cual Colón sería nombrado almirante, virrey y gobernador de las tierras que descubriera), se inicio el primer viaje. Las tres carabelas llegan a San Salvador en poco más de tres meses. En 1492 se firma el Tratado de Tordesillas por el que Castilla y Portugal se dividen en zonas de influencia las tierras descubiertas. Colón realizó tres viajes más pero murió sin saber que había descubierto América. El descubrimiento real se consiguió con las expediciones que se hicieron posteriormente (1503-1513) y los descubrimientos de Nuñez de Balboa (océano Pacífico) y la circunnavegación de Magallanes.

7.2) En la conquista y colonización de América (siglos XVI-XVIII), se dominaron grandes imperios con una numerosa población que fue empleada como mano de obra. Este proceso fue resultado de expediciones financiadas por empresas particulares autorizadas por la Corona siguiendo un modelo de capitulaciones; se distinguen tres etapas. En la primera (1492-1519) se descubrió y conquistó la zona caribeña. La segunda corresponde al dominio de las zonas continentales (1519-50); en ésta destacan las conquistas de la meseta mejicana y el istmo americano por el extremeño Hernán Cortés y Alvarado; las conquistas de la zona andina por F. Pizarro y Valdivia o las expediciones de Orinoco y el sur por Orellana. En la tercera etapa (1550-1600) tuvieron lugar las expediciones interiores y se completaron las conquistas de la zona del Paraná y la expansión por el Pacífico.
Los colonos no sólo lograron aterrorizar a la población mediante la violencia o lograron imponer la cultura europea (provocando la aparición de la sociedad de castas, la urbanización y evangelización de la población indígena), sino que también llegaron a explotar minas de oro y plata (mediante el sistema de la mita) o trabajos agrarios en haciendas o plantaciones (mediante el sistema de encomienda).
Todo esto provocó una hecatombe demográfica y, por tanto, hubo que importar esclavos africanos.

8.1.) Tras la muerte de Fernando el Católico, Carlos V de Habsburgo (1517-56) hereda Aragón, Castilla, Navarra, posesiones norteafricanas e indias que uniría a los dominios paternos europeos. Se trataba de un conjunto de estados heterogéneos con lenguas, culturas e instituciones diferentes. La llegada de Carlos V a Castilla causó mala impresión, pues no hablaba castellano y venía acompañado de un gran grupo de consejeros flamencos. La oposición se intensificó con el aumento de impuestos y con su constante absentismo. Aún así, Carlos marchó para hacerse con la corona imperial dejando el reino a cargo del regente Adriano de Utrecht. Los comuneros, que defendían la legitimidad de Juana I para Castilla, se revelaron deponiendo a las autoridades reales y sustituyéndolas por los mismos. Sin embargo, doña Juana nunca avaló su iniciativa y, tras la derrota en Villalar (1521), las ciudades fueron sometidas a un mayor control del poder real. Por otra parte, casi simultáneamente a la crisis de las Comunidades, se sublevaron también las Germanías de Valencia y Mallorca por el conflicto existente entre artesanos y campesinos contra comerciantes y nobles. Como consecuencia, se reforzó el poder de señores, nobles y mercaderes.
El imperio carolino también tuvo que hacer frente a problemas extrapeninsulares como la amenaza de los turcos, los enfrentamientos con Francia o a la Reforma luterana.

8.2.) Felipe II (1556-98) heredó un conglomerado de territorios al abdicar Carlos I. Tras sus numerosos viajes, se estableció definitivamente en la Península, designando a Madrid como capital (1561). Éste tuvo que hacer frente a diversos problemas económicos y políticos.
Los primeros veinte años de su reinado, la Hacienda de la Corona se había declarado en bancarrota y tenía que reactivar las revueltas de los moriscos en Granada. En este contexto, se produjeron también conflictos extrapeninsulares: con Francia, cuya paz se firmó en 1559 (Chateau-Cámbresis), pero también con el Imperio otomano para defender el Mediterráneo (tanto de los piratas como de los turcos) y, creando la Santa Liga, salió victorioso del problema. Más tarde, entre 1580 y 90, don Felipe intentó solucionar el conflicto flamenco, que se había ido radicalizando, con nombramientos como el de Farnesio. En esta misma etapa, la Armada Invencible sufrió una derrota contra Inglaterra (1588); ésto, junto a la rebelión en Aragón (1590-92) y el armisticio flamenco (1598), se consideran los primeros signos de la decadencia hispánica en Europa.
Por otra parte, en 1580, se había unido Portugal a la monarquía. En las Cortes de Tomar un año más tarde, el monarca es reconocido rey a cambio de jurar las leyes portuguesas. El imperio de Felipe II alcanza su máxima extensión con la incorporación de todos los dominios imperiales.

8.3) Con los Habsurgo, el gobierno de Castilla, Navarra y la Corona de Aragón siguió el modelo heredado de los RR.CC., manteniendo las estructuras: instituciones, Cortes y privilegios (aunque en cuanto a la administración local, aumentó la oligarquización de los cargos municipales y la venta de cargos públicos). La monarquía se caracterizaba por tener un carácter autoritario; el rey era el núcleo del poder. Éste podía asesorarse por medio de tres órganos: los consejos, compuestos por expertos en leyes y personas de la élite eclesiástica y nobiliaria (sistema polisinodial); los secretarios, encargados de hacerle llegar al monarca los acuerdos del Consejo; y las juntas 'ad hoc', utilizadas para la resolución de asuntos urgentes.
La delegación residía en el poder de los virreyes y gobernadores, que solían ser miembros de la familia real o personas de confianza, cuando el soberano estaba ausente. Algunas de las leyes que no se respetaran podían pensarse con ejecuciones. También se llevaba un control de la burocracia: haciendo inspecciones o procedimientos judiciales (visitas o juicios de residencia).

9.2.) La crisis de 1640, periodo de revueltas internas, tiene sus origen en la propuesta del Conde Duque de Olivares al rey para que todos los reinos contribuyeran a la defensa de la monarquía para fortalecer su poder absoluto. Aragón rechazó la idea (Unión de Armas), pero en 1636 la situación determinó a Olivares a volver a proponerla. La monarquía hispánica se encontraba en crisis: la guerra de los Treinta Años se alargaba y se hizo más costosa con la entrada de Francia a ella; además, Castilla no podía pagar todos los costes. Olivares eligió a Cataluña como frente para atacar a Francia e intentar que contribuyera pero los reclutamientos forzados y los abusos cometidos por las tropas estacionadas desembocaron en una sublevación campesina que se adueñaría de Barcelona la primavera de 1640 (Corpus de Sangre). La revuelta se convirtió en un desafío para el poder real cuando la Generalitat decidió liderarla. Olivares respondió enviando el ejército, ante lo cual los catalanes se pusieron bajo la protección militar de Francia. Aún así, Luis XIV no respetó los fueros y en 1652 Cataluña se reincorporó a España, a cambio del perdón real y del respeto a sus leyes.
Ante el descontento y la sensación de falta de protección para Portugal y el reclutamiento para sofocar la rebelión catalana, los portugueses nombraron rey al duque de Braganza. La guerra se prolongó hasta que la Corona reconoció a Portugal como un país independiente (1640-68).
También se sublevaron, más tarde, Andalucía, Navarra y Nápoles.

10.1) Carlos II no dejó descendencia alguna y se propusieron candidatos al trono como Felipe de Borbón, duque de Anjou y nieto de Luis XIV, y al archiduque Carlos de Austria. Poco antes de su muerte, designó a Felipe como heredero, con el nombre de Felipe V (1700-46). Tendría dos limitaciones: Francia y España nunca debían unirse y se debía preservar la integridad de las posesiones españolas. El recelo de las potencias europeas aumentó a causa del poder que suponía para los Borbones la ocupación de los tronos francés y español. Así, los Habsburgo, Holanda, Prusia, Portugal, Saboya e Inglaterra formaron una Gran Alianza antiborbónica que dio inicio a la Guerra de Sucesión (1701-15). Los Borbones fueron derrotados en Europa y perdieron algunas posesiones. Internamente, en territorios catalanes como Aragón, donde tuvo lugar una sublevación, se apoyó al archiduque Carlos. Los ingleses ocuparon Gibraltar, pero los austriacos perdieron el dominio de Valencia y Aragón con la derrota en Almansa (1707) y, dos años más tarde, sufrieron más derrotas en Brihüega y Villaviciosa.
Al ser nombrado emperador Carlos, sus aliados pierden el interés para seguir defendiéndolo, de esta forma, junto con la firma de los tratados de Utretch (1713-14), finaliza la guerra. Con los acuerdos España perdió posesiones, Reino Unido controlaba el mar y Europa se mantenía equilibrada políticamente.

10.3) Como consecuencia directa del desarrollo de la Guerra de Sucesión y con el fin de fortalecer el poder real y recuperar el prestigio internacional del país, se llevaron a cabo unas reformas políticas necesarias basados en principios de centralización y uniformidad. Se organizó el Estado a través de los Decretos de Nueva Planta, los que harían desaparecer los reinos de Aragón y Valencia con sus instituciones (1707) tras la ocupación de dichos territorios por el ejército de Felipe V durante la guerra. En 1715 también desapareció Cataluña y las Baleares (1716) con sus respectivos decretos. Estos territorios se añadieron a la estructura de Castilla exceptuando los reinos de Navarra y el País Vasco, los cuales habían apoyado al rey. Hecho esto, se hicieron reformas en el gobierno: se eliminaron los Consejos (excepto el de Castilla), y aparecieron en su lugar las Secretarías (antecedentes de los ministerios) ante la soledad jurídica del monarca para tratar varios ámbitos. Además, las Cortes perdieron importancia, pues sólo se reunían para jurar al monarca o nombrar sus herederos. En cuanto a la administración territorial se reorganizó por medio de provincias y se desvincularon los cargos municipales. Los únicos representantes del soberano, elegidos por él mismo, eran capitanes generales o intendentes. Los Borbón aplicaron el regalismo al firmar un concordato con la Santa Sede, por el que la Corona era quién elegía los cargos eclesiásticos. También se trató la economía y la fiscalidad por medio de reformas como la creación de manufacturas o nuevos impuestos y la construcción de obras públicas.

10.4.) El despotismo ilustrado, elaborado sobre las ideas de la Ilustración francesa del siglo XVIII, fue una forma de gobierno que tomaron algunas monarquías absolutas para fomentar un desarrollo y progreso de los países. En España, su representante es Carlos III (1759-88), anterior rey de las Dos Sicilias, y heredero del trono de su padre Felipe V. Se distinguen dos etapas en los gobiernos de éste: entre 1759 y 1766 se llevaron a cabo reformas que encontraron una fuerte oposición, culminando con el Motín de Esquilache que provocó la expulsión de los jesuitas. Entre 1766 y 88 se siguió el programa de reformas aunque algunas no se llevaron a cabo por oposición de la élite. Trató de modernizar la estructura económica con reformas agrarias (nuevos cultivos, la construcción de canales, el reparto de tierras en Extremadura, la repoblación en Sierra Morena o la reducción de los derechos de la Mesta); reformas comerciales proteccionistas (libertad de precios de productos como el trigo, supresión de peajes internos y mejora de las carreteras o supresión del monopolio comercial con América); también basándose en el proteccionismo se llevaron a cabo reformas industriales impulsando su producción, estableciendo las Reales Fábricas y rompiendo el monopolio de los gremios. En el terreno financiero, se estableció el Banco de San Carlos y se buscaron fuentes de recursos como la lotería.
Aparte, se limitaron los actos de la Inquisición, se fomentó la cultura con reformas universitarias y se mantuvieron los privilegios de la nobleza y los derechos señoriales. Este programa de reformas fracasó en la mayoría de los casos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario